El interiorismo, la decoración o el diseño de interiores son disciplinas que tienen aspectos comunes y algunas diferencias. Todas ellas comparten una idea fundamental: crear espacios útiles, funcionales y con una dimensión estética. Así mismo, en las tres áreas se pretende que el usuario de un espacio se encuentre agusto y que tenga sensaciones agradables.
El diseño interior indaga en aspectos de la psicología ambiental, la arquitectura, y del diseño de producto, además de la decoración tradicional. El diseño interior es una práctica creativa que analiza la información programática, establece una dirección conceptual, refina la dirección del diseño, y elabora documentos gráficos de comunicación y de construcción.
Un aspecto importante en el interiorismo consiste en aprovechar al máximo las posibilidades del hogar, ya que normalmente el espacio de las viviendas tiene limitaciones evidentes.
En este sentido, el interiorista puede crear espacios multiusos, es decir, áreas que permiten actividades distintas (por ejemplo, un lugar de la casa que sea área para ver la televisión y lugar de estudio). El interiorismo, la decoración y el diseño de interiores intentan optimizar al máximo los espacios (potenciando sus aspectos positivos y minimizando los negativos). Con respecto a las diferencias, las más significativas son las siguientes:
- El diseñador de interiores proyecta un espacio que todavía no ha sido construido.
- El decorador crea un ambiente en un espacio ya definido y lo hace a través de la iluminación, el color o las texturas
- El profesional que se dedica al interiorismo se centra en la modificación del espacio y su distribución (cambios en el mobiliario, elevación del suelo, incorporación de un falso techo, delimitación de zonas, etc).