Un piso estancado en los años 60.

Al entrar a este piso ubicado en Elche, la primera sensación fue la de volver a la casa de mis abuelos. Papel envejecido en las paredes, puertas con cristaleras en la parte superior, alicatados en los baños de 20×20 blanco o al menos eso intuía yo. Sanitarios en color pergamon (rosas) y griferías empotradas en las paredes, y lo que más me llamó la atención fue una bañera de hierro de 1,40 m. con asiento. Este piso prometía y mucho.

Todo, pero todo nuevo.

Esto fue lo que nos dijeron los clientes antes de empezar a medir. Demolición total de toda la tabiquería, pavimentos, techos, instalaciones, aire acondicionado, cocina, baños, ventanas y pintura. El cambio debía ser radical.

Una solución familiar, cómoda y elegante.

Nuestro amigo y compañero Manuel González (arquitecto de los buenos), lo tuvo muy claro desde el principio. La vivienda se tenia que dividir en zona de día y de noche. Se ubicaron los dormitorios juntos al principio de la vivienda y en la zona que da a la calle el comedor, el salón y la cocina.

Se utilizó un armario hecho a medida en el centro de estas tres últimas estancias como eje funcional de la vivienda, ocultando el split del aire acondicionado en su parte superior y dos puertas correderas una de cristal y la otra de madera y que van de suelo a techo entre la cocina, el comedor y el salón.

Paredes lisas en tonos neutros, cristal y pavimentos de madera dotaron de calidez esta vivienda, que junto a espacios amplios en salón y comedor le dan a nuestros clientes la oportunidad de disfrutar junto a sus hijos y nietos de esta vivienda en el centro de Elche.